Hacía tiempo que no me reía tanto como lo hice la noche del sábado 8 de septiembre. Acompañada de mi esposo fui a ver Días Contados, obra presentada por Gente de Teatro, compañía fundada en 1995 por un grupo de artistas e intelectuales latinoamericanos que en ese entonces reconoció la necesidad de tener buen teatro en español en una ciudad de población hispana siempre creciente. La obra trata temas muy serios -el deterioro de la salud de los padres, el amor, los desencuentros y las relaciones inter-familiares- pero los cubre con un grueso manto de comicidad.

Se trata de una obra dentro de otra -el mismo concepto del Quijote- donde Ana, una prominente dramaturga, va narrando la pieza que ha escrito basada en su dinámica familiar en relación a los últimos tiempos de vida de su madre, y lo hace dirigiéndose directamente al público. Al ingreso de la madre en el hospital se le suman a Ana la noticia de que Agustín -su ex marido- va a ser padre por segunda vez con una mujer diez años menor que ella, el agravamiento de los conflictos con su hermano psiquiatra que, según ella, fueron provocados desde la niñez por las insidias de la madre, y la preferencia de su única hija de irse a vivir con el padre y su nueva familia.

Los personajes son todos muy arquetípicos: la madre dominante, el psiquiatra desquiciado, el hombre maduro que tiene una crisis típica de su edad (tiene mujer más joven, es bebedor e indolente) y la mujer, también madura y neurótica, que pasa por los problemas propios de esa etapa de su vida. De todos ellos, el que más nos capturó fue el de la madre, Carmen, interpretado magistralmente por Ana Scuseria. Carmen posee características maternas que son reconocidas universalmente: es dominante, controladora y entrometida. También es una madre coqueta y muy humana y, sobre todo, legítimamente preocupada por lo que ella cree ser el bienestar de sus dos hijos.

Después de narrar y mostrar a la audiencia la serie de sucesos que acontece previamente al fallecimiento de su madre Ana, que hasta ese entonces estaba tan acostumbrada a controlar su entorno como lo había hecho Carmen, concluye confesándole al público que siente que su vida está siendo manipulada como si fuera parte de un guión ajeno, un guión creado por un guionista cruel, y propone que ese ente podría ser Dios. El público no tiene otra alternativa que sentir compasión ante su pequeñez, la misma que nos hace sentir diminutos a todos en algún momento.

Para enfatizar los contrastes que vemos en la obra: amor-desencuentro, vida-muerte, pasado-presente, además de juegos de luces se emplean colores que los simbolizan: el rojo en contrapunteo con el negro, el gris para la parte menos definida de los personajes y el blanco para representar el hospital y tal vez la parte más humana de los involucrados. La escenografía es sumamente simple, consiste en pequeñas mesas cuadradas que son manipuladas por los propios actores para crear diferentes formas: el banco de un jardín, el sofá de una casa, la cama de un hospital.

El talento de los cuatro actores que componen el elenco de Días Contados -Claudia Soroka, Esteban Gago, Sergio Amsel y Ana Scuseria- nos cautivó, aunque no nos sorprendió. El hecho de que esta sea la segunda vez que esta comedia de diálogos geniales se presenta en el Hobby Center del Distrito de Teatros pone en evidencia el calibre de este grupo que bajo la dirección artística de Marcela Salas monta obras de gran calidad. Las dotes cómicas del grupo y la universalidad del tema de Días Contados nos dejan con ganas de ver mucho más.¡Qué vuelva a levantarse pronto el telón!

-Futuras presentaciones de Gente de Teatro:

Mayo de 2013 en el Hamman Hall de la Universidad Rice (la obra y los días específicos se anunciarán próximamente).

20 y 21 de septiembre de 2013 en el Hobby Center for the Performing Arts (se anunciará la obra próximamente).

 

Redactado por Ana C. Gutiérrez para www.VisitaHoustonTexas.com